Cuando se aborda el problema de la reconstrucción de Venezuela, se revelan muchas ideas que, afortunadamente, nos integramos a los proyectos dedicados al servicio de la esperanza de liberación de ese país. Debemos tener claro que la aspiración no es suficiente, sino el compromiso con la realización de cada sueño que aspiramos a convertir en realidad, mientras emprendemos el camino de reconstruir la República desde antes.
La nostalgia es un sentimiento inevitable cada vez que evocamos nuestras patrias, nuestras ciudades en medio de recuerdos que nos ayudan a recrear el pasado que cada uno ha vivido dolorosamente a su manera. Sin embargo, esta depresión puede convertirse en una pesada carga para nuestras almas, si no sabemos desarrollarla en la realidad con las necesarias ganas de ser emprendedores, cada uno de esos esquemas que se publican y relacionados con los que Venezuela presenta en esta coyuntura más. diverso el problema
Ante una gran crisis en los servicios públicos, contamos con técnicos venezolanos especializados que se han dedicado en paralelo a elaborar diagnósticos y diseñar soluciones acordes a cada caso. Por eso, cuando se trata del drama de los apagones que castigan a millones de familias venezolanas, probablemente ya haya planes para remediar las causas del colapso del sistema de generación eléctrica. Es útil comentar y resaltar estas contribuciones para contrarrestar la sugerencia de que “no hay plan para el día siguiente”. Frente a esta propaganda pesimista, más bien debemos reconocer que se han dedicado muchos años de trabajo al servicio de estas necesidades, pensando en el amanecer de la libertad que no puede privarnos de planes para superar las dificultades de comunidades sin agua potable, hospitales. Las escuelas, universidades e instalaciones culturales y deportivas del país se encuentran sin equipos, suministros y con una infraestructura deteriorada.
Cuando estaba peleando en el país con Antonio Ledezma, y ahora compartiendo la vida en el exilio, pude participar en numerosos foros, seminarios o congresos, donde la agenda se limitaba a repasar los problemas más apremiantes de Venezuela y al mismo tiempo. Escuche presentaciones estructuradas y bien fundamentadas de iniciativas diseñadas para reactivar las industrias petrolera y petroquímica o esquemas destinados a reanudar los desarrollos agrícolas interrumpidos.
Estos temas son infaltables en la agenda de cualquier venezolano dispuesto a contribuir al resurgimiento de la empresa de las cenizas de un país cuyo capital industrial está en bancarrota, al igual que sus más importantes instituciones públicas. Pero hay uno en particular que merece atención inicial, diría que tiene un valor estratégico clave, y es la recuperación de nuestra familia, el retorno progresivo del talento humano que ha salido del territorio venezolano por diversas razones, especialmente por a la opresión política. Cuidar al pueblo, calmar su ánimo, pasar página de su doloroso exilio debe ser un imperativo, para que podamos, junto con la reconstrucción de la infraestructura de Venezuela, sanear sus finanzas y retomar su marcha hacia el progreso. ¡Reunir a todos los ciudadanos de ese maravilloso país en un ambiente de pura unidad nacional!