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Antes de que el gallo rojo cantara una vez más, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) decidió cortarle la cabeza. La noche del viernes 11 de agosto, el Partido Comunista de Venezuela (PCV) se convirtió en la última formación política, que en un momento apoyó al chavismo, con la intervención de la Corte Suprema.
por accesstojustice.org
La decisión fue adoptada por la Sala Constitucional en sentencia N° 1.160 redactada por la jueza Michelle Adriana Velásquez Grillet, cuyo contenido íntegro fue publicado en la página web del órgano rector del Poder Judicial dos días hábiles después del anuncio.
En esta sentencia, la Corte Suprema entregó las riendas del histórico partido a Henry Parra, quien fungirá como su presidente, mientras que Sixto Rodríguez ocupará el cargo de secretario general. Por su parte, Griseldis Herrera será la nueva Secretaria de Organización, Carlos Figueroa fungirá como Secretario de Administración y Finanzas, Zoilo Aristegui será Secretario de Ideología, Johan Coraspe será Secretario de Movimiento y Propaganda, y Robinson García será Secretario. Trabajadores agrícolas y agricultores.
La tarea de organizar “procesos democráticos internos que garanticen el derecho de los asociados a la participación política”.
La acción contra el PCV se produce apenas una semana después de que la Sala Constitucional interviniera ante la Cruz Roja Venezolana, otra decisión del TSJ que ha provocado oleadas de críticas dentro y fuera del país y ha sido denunciada como un nuevo golpe contra la libertad sindical. En Venezuela.
Obligado a volver al redil
La intromisión del partido marcado con un gallo rojo dentro de un círculo amarillo con fines electorales es otro golpe al artículo 67 de la Constitución, que así lo establece.
“Todos los ciudadanos tienen derecho a sumarse a causas políticas a través de métodos democráticos de organización, gestión y gobernanza. Sus órganos de gobierno y sus candidatos a cargos de elección popular serán seleccionados en elecciones internas con la participación de sus afiliados.
Durante la última década, el TSJ ha tomado medidas similares contra más de una docena de formaciones políticas, tanto de oposición como disidentes del chavismo, en lo que parece ser una estrategia no sólo para generar oposición a la medida, sino para silenciar todo disenso dentro de ella. sus propias filas.
Desde 2012, grupos que estaban alineados con el oficialismo y han sido restringidos en el tiempo han visto cómo la Corte Suprema desestimaba sus autoridad e imponía otras, decisión que llevó a su casi inmediata reorganización con el gobierno del fallecido Hugo Chávez. Su sucesor es Nicolás Maduro.
El Movimiento por la Democracia Social (Podemos) y Patria para Todos (PPT) corrieron esta suerte por primera vez en el marco de las elecciones presidenciales de 2012, cuando decidieron apoyar la candidatura de Henrique Capriles Radonski, entonces gobernador de Miranda.
Tres años después, pasó lo mismo con el Movimiento Electoral Popular (MEP) y posteriormente el Movimiento Tendencias Unificadas para Lograr una Acción Revolucionaria Organizada (Tupamaro) y el PPT se sumó a la lista por segunda vez.
En la formación antes mencionada, el TSJ entregó el PCV a unas personas (Henri Parra y Sixto Rodríguez) cuya militancia ha sido cuestionada, pero que están vinculadas al gobierno.
Un matrimonio problemático
En cuanto al PCV, la medida es vista como la culminación de más de dos décadas de tormentosas relaciones entre comunistas y chavistas. Los comunistas fueron los primeros en unirse al Pollo Patriótico y dieron su apoyo a Hugo Chávez en las elecciones presidenciales de 1999, pero las primeras diferencias entre ambos aparecieron en 2007, sobre la propuesta de Chávez de crear un partido único que uniera a todos. Fuerzas que apoyan la Revolución Bolivariana: lo que hoy se conoce como Partido Socialista Unitario de Venezuela (PSUV).
Fundada en 1931, Tolda del Gallo rechazó la idea de la desaparición, lo que no agradó al entonces presidente. “Los que quieran irse, váyanse, elijan cómo serán recordados por un pueblo y por aquellos que estamos decididos a hacer una verdadera revolución socialista en Venezuela”, los reprendió Chávez en el acto.
Sin embargo, las relaciones se recuperaron y la alianza continuó bajo Maduro, aunque hubo nuevos conflictos que condujeron a las ya cuestionables elecciones presidenciales de 2018. Según los comunistas, la situación ha empeorado en los últimos años debido a las políticas económicas “neoliberales” y “favorables a las empresas” adoptadas por el gobierno.
Así, para la legislatura de 2020 (en la que superó los 170.000 votos, consiguiendo un escaño en el parlamento nacional) y las “megaelecciones” regionales y municipales de 2021, el PCV formó una coalición con otras formaciones minoritarias del oficialismo, algo que No agradó a las autoridades, quienes tomaron algunas medidas para neutralizarlo, como la descalificación de algunos candidatos.
Se declara interferencia
Durante un tiempo, el PCV advirtió sobre la posibilidad de lo que estaba sucediendo, posibilidad que fue rechazada por el comunismo internacional.
Desde finales de 2022, el vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello, ataca en su programa de televisión a la ahora depuesta dirección comunista, a la que acusa de seguir la retórica de Estados Unidos, opinión compartida por Henri Parra. Al menos así lo dejó claro el 10 de julio, cuando acudió al TSJ a presentar una acción de amparo en la que solicitaba acciones contra la dirección “ilegítima” del PCV, a la que acusó de “casi coincidir con la extrema derecha”.
Las críticas que lanzó el grupo Gallo a la última cruzada contra la corrupción gubernamental y su pedido de incluir a altos funcionarios en la investigación, así como su reciente exigencia de que el ministerio del gobernador de Trujillo, Gerardo Márquez, sea investigado por la ciudadanía. Amenazado por la precandidata opositora María Karina Machado, el partido gobernante parece haberse quedado sin paciencia.
Y usted es venezolano, ¿cómo le afecta esto?
La intervención judicial del PCV es un asunto muy grave. Es una prueba más de que los derechos fundamentales de asociación, participación en los asuntos públicos y libertad de expresión se encuentran en un estado precario en el país, gracias al poder humano que se supone debe garantizarlos: el Poder Judicial.
Los comunistas venezolanos no exageran al calificar esta sentencia como un “fraude procesal, que viola los derechos políticos del PCV y del pueblo trabajador de Venezuela”, porque “no sólo crea un grave precedente en la historia política y jurídica del país., pero el carácter autocrático, antidemocrático y reaccionario del gobierno-PSUV también deja descubierto».
La medida representa un hecho sin precedentes en la historia del país. Sólo los dictadores de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez se atrevieron a tomar medidas tan drásticas contra los comunistas. Incluso durante la lucha de guerrilla armada, la organización involucrada, las autoridades de la época adoptaron la misma postura.