con una Venezuela En Directo

“Santi dice que va a empezar a golpearse la cabeza contra la pared de la celda, porque lleva dos meses con un dolor insoportable en la boca y no le dan un dentista”. Son palabras de José Félix, íntimo amigo de Santiago Sánchez Cogedor, con quien habló hace sólo tres días. Y el mencionado es uno de los muchos problemas a los que se enfrenta el aventurero alcaleño, que está a punto de cumplir un año en Irán por una fotografía con un cuartel militar de fondo.
Por Álvaro Colmenero | A B C
Y la espera se está volviendo demasiado larga, casi dolorosa. Sánchez Kogedar salió de la comunidad de Madrid atado a un carro para emprender el viaje solidario de más de 6.000 kilómetros hasta Qatar, donde se celebró el Mundial a finales del año pasado. Pero nunca llego. Después de caminar por una docena de países, el 2 de octubre de 2022 cruzó la frontera hacia Irán, el último país que tuvo que cruzar para llegar a su destino y que fue en el contexto de protestas civiles contra el gobierno del ayatolá. El joven Mahsa Amini.
Advirtió que “la cosa estaba caliente” y no dio más pistas. Sus amigos y familiares, alertados por este motivo, comenzaron a trasladar su búsqueda. Tres semanas después se conoció su paradero: fue arrestado en la ciudad de Saqez y enviado a la prisión de Tabriz, en la provincia de Azerbaiyán Oriental, acusado de espionaje por una imagen de su teléfono móvil.
La noticia tenía un lado positivo: estaba vivo, pero comenzó un infierno que todavía se encuentra tras las rejas de una prisión iraní. Al principio se corrió la voz de que la instantánea incluía la tumba de Amini, una estudiante kurda que murió a manos de la policía islamista tras llevar mal su burka. Pero, según ha podido saber ABC, el problema surgió porque una fotografía que tomó con su móvil con la población kurda mostraba al fondo un edificio militar.
Pasan los meses y la promesa de una pronta liberación ya no convence al explorador español, que está totalmente desesperado. “Hablamos con Santi por Skype. No hacen más que darle esperanza y él sigue ahí. Su salud es pésima, es una prisión muy mala, no le dan comida, tenemos que enviarle dinero, lleva dos meses con dolores insoportables y necesita ir al dentista, pero no lo hacen. su solución. Lo último que sabemos es que le dijo al embajador español que iba a empezar a golpearse la cabeza contra la pared de la celda porque tenía unos dolores increíbles y no le proporcionaban dentista”, dijo al diario un colega de Santi.
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