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Según los analistas, la intervención de la milicia chiita libanesa Hezbolá y la incertidumbre sobre el papel de Irán son los principales factores que podrían provocar que el conflicto, ya sin precedentes, entre Israel y Hamás se convierta en una guerra regional más amplia.
Por ahora, no hay señales de un inminente ataque de Hezbollah contra Israel, a pesar de las crecientes tensiones a lo largo de la frontera, mientras que Irán insiste, al menos oficialmente, en que no estuvo involucrado en el ataque de Hamas del sábado contra Israel.
Los países árabes vecinos, por su parte, quieren mejorar las relaciones con Israel y ven oportunidades para desempeñar un papel mediador. Pero la enorme volatilidad de la situación plantea riesgos en el futuro.
Miles de personas de ambos lados ya han muerto después de que Hamas lanzara un ataque sorpresa contra objetivos civiles y militares israelíes el sábado e Israel respondiera con devastadores bombardeos en la densamente poblada Franja de Gaza.
Sin embargo, mientras contempla una ofensiva terrestre en Gaza, Israel teme la posibilidad de un segundo frente en su frontera norte contra Hezbollah, que ya libró una guerra contra las fuerzas israelíes en 2006.
En un símbolo de los últimos días de tensión, Israel bombardeó este miércoles el sur del Líbano después de que se dispararan cohetes desde zonas fronterizas reclamadas por Hezbolá, según medios estatales libaneses.
“Estamos muy preocupados de que Hezbollah tome la decisión equivocada y decida abrir un segundo frente en este conflicto”, dijo a los periodistas en Washington un alto funcionario de defensa estadounidense, que pidió el anonimato.
– “respuesta implícita” –
Pero hasta ahora no hay señales de que Hezbollah, que según los analistas tiene mayor poder de combate que su aliado palestino Hamas, vaya a lanzar su propio ataque.
No se puede descartar un segundo frente en el norte de Israel, pero “el Líbano no está interesado en una conflagración cuando atraviesa una grave crisis política y económica”, afirmó Hasni Abidi, director del Centro de Estudios e Investigaciones sobre el Medio Ambiente, con sede en Ginebra. Mundo Árabe y Mediterráneo.
“Sí, existe riesgo de desbordamiento, pero incluso Hezbolá tiene una respuesta contenida y calibrada”, añadió.
Para Agnes Levallois, vicepresidenta del Instituto de Investigación y Estudios del Medio Oriente Mediterráneo (iReMMO), con sede en París, la actividad de Hezbollah en el sur del Líbano es una forma de señalar un peligro potencial.
“Pero no creo que les interese ir más allá”, aclaró.
A diferencia de décadas pasadas, los principales vecinos árabes y potencias regionales como Egipto y Arabia Saudita parecen más dispuestos a tratar de calmar las tensiones y así mejorar su estatus internacional con un papel mediador.
El príncipe heredero saudita, Mohammed bin Salman, dijo en una conversación telefónica con el presidente palestino Mahmoud Abbas que estaba trabajando para evitar la “expansión del conflicto”.
Los riesgos también podrían provenir de la ocupada Cisjordania, gobernada por la Autoridad Palestina de Abbas pero que alberga grupos militantes.
Steven Cook, investigador principal del grupo de expertos estadounidense Council on Foreign Relations, estima que un “conflicto interestatal” entre los ejércitos árabes e Israel es “improbable”.
Pero añadió que existía un “peligro real” de una escalada de tensiones entre Hezbolá e Israel. “Es algo ante lo que todo el mundo debería estar muy alerta”, supone.
– ¿Quién es el principal enemigo? –
Pero quizás el mayor riesgo provenga de Irán, que siempre se ha negado a reconocer a Israel y lo considera su archienemigo regional. Teherán ha apoyado durante mucho tiempo a Hamás financiera y militarmente.
Su líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, desmintió sin embargo el martes “los rumores” de que Irán estuviera involucrado en los ataques de Hamás, aunque llamó a “todo el mundo islámico” a apoyar a los palestinos.
Sus intervenciones fueron inusualmente rápidas y claras, sobre todo porque normalmente esperaba días antes de comentar sobre estos asuntos.
El presidente francés, Emmanuel Macron, afirmó el martes que consideraba “posible” que Hamás hubiera recibido “ayuda” exterior en sus ataques contra Israel, pero aclaró que no había “señales oficiales” de una “implicación directa” de Teherán.
Por su parte, Israel nunca ha descartado una acción militar contra el programa nuclear de Irán y, según los observadores, ha estado detrás de varias operaciones dentro de Irán en los últimos años.
“La cooperación de Irán con Hamas no es nueva, pero no veo que Teherán corra el riesgo de disturbios regionales”, dijo Levallois.
Para Denis Bouchard, asesor del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI), la cuestión clave es quién es el principal enemigo de Israel en este conflicto: “¿Es Hamás o Irán?”.
“Si Israel piensa, con razón o sin ella, que Irán ha alentado esta operación, entonces, después de todo, existe el riesgo de que se produzca un efecto contraproducente”, señaló.
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