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Tres días después del asesinato de un profesor por un presunto terrorista ruso originario del Cáucaso, Francia anunció el lunes una represión más dura contra los extranjeros sospechosos de terrorismo, con la intención de deportarlos de forma más sistemática.
Frente a las críticas de la oposición, el Ministro del Interior, Gerard Darmanin, dijo que se intensificarían las deportaciones de todos los extranjeros procesados por radicalización terrorista, al tiempo que insinuó que una nueva ley de inmigración que está preparando permitiría la expulsión. Zona nacional para denunciados por delitos de distinta naturaleza, como violencia doméstica.
Una medida que, según el ministro, habría permitido la expulsión de Mohammad Moguchkov, que entró el viernes pasado en la escuela de la ciudad de Arras donde estudiaba y apuñaló mortalmente al profesor, tras asistir a un gabinete de crisis sobre el terrorismo. El escritor Dominic Barnard y otras tres personas resultaron heridos antes de ser heridos.
Darmanin ha indicado que Moguchkov está siendo investigado por violencia contra su madre, en virtud de la nueva ley que quiere avanzar en el parlamento y que autorizaría su expulsión.
El presidente Emmanuel Macron, que presidió la reunión extraordinaria, pidió acelerar la expulsión de todos los extranjeros radicalizados.
El ataque del pasado viernes, considerado terrorista por las autoridades francesas, se produjo seis días después de que Hamás lanzara una ofensiva contra Israel, lo que hizo que París temiera repercusiones en su propio territorio.
Esta medida de Hamás, y la posterior respuesta de Israel contra la Franja de Gaza, crearon una atmósfera de malestar en Francia, donde las amenazas de bomba provocaron el cierre de escuelas y sitios simbólicos, como el Museo del Louvre o el Palacio de Versalles.
En este contexto, Darmanin lanzó un fuerte mensaje contra los extranjeros sospechosos de terrorismo, pero también destacó que el Estado ya había adoptado muchas medidas de seguridad y reducido el mensaje mortífero de la oposición, especialmente de la extrema derecha.
El ministro explicó que desde el ataque de Hamás, las fuerzas del orden han detenido a 102 personas bajo sospecha de antisemitismo o apoyo al terrorismo, entre ellos 27 extranjeros, una cifra que consideró “extraordinaria”.
Quienes le acusan de inacción contra los extranjeros en situación irregular que se encuentran en libertad como Moguchkov, aunque los servicios secretos los han registrado, el ministro aseguró que representan menos de 200 y sus casos serán analizados este martes. Una reunión con los prefectos de varios departamentos para intentar acelerar su expulsión.
El responsable del Interior recordó también que se ha reforzado la seguridad en los colegios, para lo que el ejecutivo ha destinado 100 millones de euros y desplegado 7.000 agentes adicionales por toda la región para cumplir 10.000 misiones militares de lucha contra el terrorismo.
Las escuelas del país reanudaron las clases este lunes con la Jornada de Concienciación, marcada por homenajes al profesor asesinado, pero también a Samuel Paty, otro profesor al que un inmigrante checheno degolló hace tres años.
Paralelamente, la Justicia sigue investigando el asesinato de Bernard y la relación de Moguchkov con su entorno, especialmente con su hermano Movsar, tras las rejas por un proyecto terrorista contra el Elíseo. Fue entrevistado en prisión el día antes del ataque.
También con otro preso, Maxime C., originario de Perpiñán, que se convirtió al Islam siendo adolescente, está encarcelado desde 2012 y está siendo perseguido por las autoridades por su presunto proxenetismo activo y su apología de la “jihad”.
Darmaine precisó que ninguno de los dos podría ser deportado como exigía la oposición, ya que se encuentran detenidos, pero indicó que harían todo lo necesario para que sean deportados cuando cumplan sus condenas.
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