En Nueva Caledonia, territorio francés de ultramar, los disturbios continúan a pesar de un despliegue policial masivo, la presencia del ejército y una declaración de emergencia emitida por París.
Los pueblos indígenas del territorio francés de Nueva Caledonia se amotinaron contra el intento de París de conceder derechos a los residentes de larga duración, incluidos los europeos, porque lo veían como una continuación de las políticas coloniales y el miedo a ser una minoría.
“Los franceses no quieren renunciar a su imperio. Quieren preservar sus colonias y [el presidente de Francia] Emmanuel Macron no quiere ser el que pierda otra región”, dijo a Sputnik KJ Noah, experto en la región de Asia y el Pacífico.
Refuerzos de la policía francesa han comenzado a llegar a Nueva Caledonia en medio de los continuos disturbios y mientras Francia pierde el control sobre partes de la isla, dijo el alto comisionado de las islas, Louis Le Franc.
Según el Alto Comisionado, estos refuerzos permitirán a las autoridades “recuperar todos los lugares que hemos perdido y recuperarlos lo más rápido posible”.
Las autoridades francesas han decidido cancelar el relevo de la antorcha olímpica en Nueva Caledonia debido a los disturbios en la región, informó Sputnik citando fuentes del canal 'BFMTV'.
Según el programa previsto, el relevo de la llama olímpica recorrerá una distancia de 12.000 kilómetros y llegará a París el 26 de julio.
Además, debería ser la primera vez que la antorcha simbólica pase por Nueva Caledonia, “en bicicletas de montaña, a caballo y en canoas”.
Tradicionalmente, el Relevo de la Antorcha Olímpica marca el inicio de los Juegos Olímpicos y transmite un mensaje de paz y amistad a lo largo de su recorrido.
La Asamblea Nacional francesa votó el 15 de mayo para ampliar el derecho de voto a las personas que han vivido en Nueva Caledonia durante 10 años. Actualmente, este derecho sólo está disponible para quienes fueron agregados al censo electoral al momento de la firma. Acuerdo de Nouma en 1988Así como sus hijos
El incidente provocó disturbios en las islas que provocaron víctimas, lo que obligó a Macron a declarar el estado de emergencia.