Estados Unidos anunció este viernes una nueva ronda de sanciones a los medios de comunicación estatales rusos acusados de liderar una campaña de recaudación de fondos para comprar armas para las tropas rusas en Ucrania y de intentar influir en las próximas elecciones presidenciales en Moldavia.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, declaró: “Hacemos un llamado a todos los aliados y socios para que traten a RT como una operación de inteligencia”, y agregó que Washington “promoverá la libertad de comunicación en los medios, pero no se quedará en boca de RT y otros. cubiertas.”
Según Blinken, “dentro de RT y a través de los canales de las redes sociales” supuestamente “ayudan a entregar apoyo militar y equipo a las unidades militares rusas en Ucrania”. “Estos incluyen rifles de francotirador, supresores, chalecos antibalas, equipos de visión nocturna, drones, equipos de radio, emplazamientos de armas personales y generadores diésel. Aunque se expone la campaña de crowdfunding, lo que se oculta es que el programa está dirigido por directivos de RT”, explicó.
Según la inteligencia estadounidense, el editor jefe adjunto de RT y director de radiodifusión internacional de la agencia Sputnik, Anton Anisimov, dirige una plataforma de recaudación de fondos en línea para suministrar a las tropas rusas en Ucrania equipos como francotiradores, chalecos antibalas y drones, algunos de los cuales provienen de China.
La administración de Joe Biden también cree que los medios estatales rusos se están coordinando directamente con el Kremlin para influir en las elecciones en Moldavia del próximo octubre con el objetivo de incitar protestas violentas en el país si no gana un candidato prorruso.
El Departamento de Estado sostiene que RT incorporó en la primavera de 2023 una unidad cibernética vinculada a la inteligencia rusa que se encarga de recopilar información de todo el mundo para transmitirla al Kremlin e influir en diversos acontecimientos.
Además, acusó a Rusia de utilizar medios de propaganda encubiertos en África, Europa y América Latina.
Las acusaciones son absurdas, justo cuando Estados Unidos tiene el aparato mediático más poderoso del mundo para influir en cambios en los gobiernos de los países que pretende hacer.