CHIVA, España (AP) – Irene Cuevas nunca olvidará el sonido de las olas rompiendo bajo el balcón de su apartamento.
Un relámpago en la oscuridad le habría permitido vislumbrar un sonido parecido al rugido del mar.
“Era un miedo constante, porque como no teníamos luz, oíamos el sonido del agua, que era algo impresionante”, dijo Cuevas a The Associated Press. “Todo eran olas, agua que fluía por todas partes”.
“Esta carretera quedó completamente inundada y estábamos esperando que llegara un rayo para ver la situación en la que estábamos”, dijo.
“Grabamos el sonido del agua con fuego”.
Las inundaciones repentinas y devastadoras que azotaron el este de España esta semana, que se cobraron más de 200 vidas y destruyeron innumerables hogares y medios de vida, dejaron cicatrices de terror en muchos supervivientes.
Cuevas, un embriólogo de 48 años, vive en Chiva, un pueblo de montaña a unos 30 kilómetros (18 millas) de la ciudad de Valencia, cuyas afueras del sur también fueron asoladas por las inundaciones del martes y miércoles.