El Instituto de Estadísticas de los Trabajadores (IET) y el Centro de Consultoría y Desarrollo (CCD) de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) publicaron un informe alarmante: el 43% de los trabajadores en Argentina se encuentran bajo la línea de pobreza.
Este fenómeno se atribuye al impacto del primer año de Xavier Miley, marcado por recortes presupuestarios y un aumento sostenido de la inflación.
Según el informe, la inflación acumulada de enero a noviembre de 2024 fue de 123,3%, con un aumento mensual de 2,9% en noviembre, similar a octubre. Los incrementos más significativos se dieron en alimentos y bebidas (+3,3%), principalmente en frutas (+5,5%) y verduras (+4,4%), rubros que inciden directamente en el gasto de la canasta básica. Otros sectores, como vivienda, salud y educación, mostraron un crecimiento cercano al promedio general, exacerbando el impacto en los ingresos de los hogares de la clase trabajadora.
La pobreza laboral, medida por el ingreso necesario para cubrir la canasta básica, aumentó significativamente durante este período. El informe indicó que el 43% de los empleados y el 77,8% de los desempleados no lograron cruzar la línea de pobreza. Este fenómeno ocurre incluso entre quienes tienen empleo formal, aunque con menor frecuencia que entre los trabajadores informales y no calificados, donde la pobreza alcanza niveles cercanos al 60%.
Nicolás Trotta, ex ministro de Educación y director del CCD, enfatizó que esta situación refleja una “caída sostenible de los ingresos”, que comenzó durante el gobierno de Mauricio Macri y se profundizó ante la imposibilidad de revertirla en esfuerzos posteriores. Según Trotta, “la deuda interna es el desafío clave a resolver para reconstruir una sociedad más justa, donde el trabajo vuelva a ser sinónimo de dignidad”.
Por su parte, el coordinador del IET, Fabián Amico, advirtió que la pobreza entre los trabajadores ha aumentado del 18% en 2017 al 43% actual. Esto significa que, en los últimos siete años, casi seis millones de trabajadores cayeron por debajo del umbral de pobreza, lo que demuestra una disminución sostenida del poder adquisitivo.