Según estadísticas publicadas por el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano, casi 800.000 personas vivirán en las calles en Estados Unidos en 2024, un aumento del 18% en tan solo un año.
El número de personas sin hogar en Estados Unidos ha alcanzado su cifra más alta desde que el gobierno federal comenzó a realizar un seguimiento hace casi dos décadas, según un informe publicado el 27 de diciembre por el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano.
Alrededor de 772.000 personas que vivían en Estados Unidos, legalmente o no, fueron contabilizadas como personas sin hogar entre enero de 2023 y 2024, según las estadísticas incluidas en el documento.
La cifra, que fue rechazada por la Casa Blanca por no reflejar las medidas adoptadas durante el año para frenar el flujo de inmigrantes indocumentados, representó un aumento del 18% con respecto al informe anterior.
El nuevo recuento incluye más de 80.000 hogares con hijos menores, el grupo social que experimentó el mayor aumento en el último informe, un 39% en 12 meses. Sin embargo, según las estadísticas oficiales, son las personas mayores y las personas pertenecientes a minorías raciales y étnicas quienes siguen sin hogar en mayor número.
Según el informe, este aumento histórico se explica por una serie de factores, entre ellos el fuerte crecimiento de los precios del alquiler (en los últimos 3 años, el precio medio del alquiler ha aumentado un 20%, más del doble del aumento salarial), la falta de Vivienda social disponible y, principalmente, la afluencia de inmigrantes ilegales a través de la frontera con México.
Recientemente, calculando datos de la Oficina de Presupuesto del Congreso, el New York Times informó que en los primeros 3 años del mandato del presidente saliente Joe Biden, entró el mayor número de inmigrantes en la historia de Estados Unidos, un promedio de 2,4 millones de personas anualmente. De 2021 a 2023.
En ese sentido, la nota proyecta que cuando finalice la administración Biden el 20 de enero, la migración neta total superará los 8 millones, incluyendo inmigrantes tanto legales como ilegales. Esta última categoría constituiría la gran mayoría, alrededor del 60%, de quienes ingresaron a Estados Unidos en busca de asilo, particularmente desde Centroamérica y México.