El horror volvió a azotar este mes a Puerto Príncipe, la capital de Haití, con una masacre que dejó 180 muertos en la mayor barriada del país, Citi Soleil, asfixiada por el crimen organizado durante años y señor de la región.
Monel Félix, también conocido como “Micanord Altes” y líder de un grupo criminal, un sacerdote vudú, al que pidió consejo sobre la enfermedad de su hijo, ordenó el asesinato después de que algunos ancianos locales le acusaran de dañar mediante brujería al niño, que murió.
El ataque de Félix provocó un derramamiento de sangre en el barrio Wharf Jeremy de City Soleil y dejó una nueva página de horror en una ya larga historia de violencia que ha azotado a Haití.
La masacre del muelle Jérémie se produjo apenas dos meses después de otra masacre perpetrada por la banda Gran Griff (Gran Claus), considerada la más grande y poderosa de la sección de Artibonite.
115 personas murieron en la masacre de Pont Sonde, a unos 100 kilómetros de la capital, encabezada por Lacson Elan, sancionado por Naciones Unidas por graves violaciones de derechos humanos. La misma banda, responsable de numerosos actos de violencia, mató a 20 personas mientras dormían en sus casas en la zona de Artibonito, en la comuna de Petit Riviere, hace unas semanas. Se estima que detrás de la violencia, que ha sumido al país en una crisis humanitaria con miles de desplazados, hay unas 300 bandas que controlan la capital, Puerto Príncipe, y el 80% de Puerto Príncipe. el pais
Según datos de la ONU, 5.000 personas murieron a causa de la violencia de las pandillas el año pasado, en una población de poco más de 11,5 millones. La crisis humanitaria también es alarmante, con miles de desplazados obligados a huir de sus hogares.
otras pandillas
Según la organización Global Center Responsibility to Protect, la poderosa alianza de pandillas Vive Ansanom (Vivir Juntos), que incluye al grupo Michonnerd Altes, ha lanzado ataques coordinados en toda la capital haitiana desde finales de febrero para expandir su territorio. .
La alianza se formó tras un acuerdo entre el ex policía Jimmy Cherizier, alias Barbeque, jefe de las federaciones de pandillas G-9 y Familia y Aliados, y la pandilla G-Pep, dirigido contra el entonces primer ministro, Ariel Henry, quien finalmente fue deportado en marzo pasado renunció. También aparecen las bandas Terre Noire y Cocorat San Ras. Barbeque es conocido por su extrema brutalidad y ha sido acusado de llevar a cabo numerosas masacres en los barrios pobres de Puerto Príncipe como parte de su lucha por el control territorial y político.
Además, Vive estuvo involucrado en múltiples ataques contra comunidades ansanam, lo que provocó un desplazamiento masivo de personas, estimado en más de 700.000.
Además de esta alianza, existen otras bandas que contribuyen a agravar la crisis de seguridad, entre ellas Baz Pilate (base o cuartel), cuyo centro de operaciones está en la región de Martisant, zona estratégica que conecta Puerto Príncipe. Sur del país.
Su líder, Ezéchiel Alexandre “Ze”, fue detenido en junio de 2022, pero esto no impidió que la banda continuara con sus actividades delictivas y ejerciera un control relevante sobre las rutas de transporte, donde imponía peajes ilegales y extorsionaba a los conductores. Sus actividades han cortado el suministro de alimentos y bienes básicos a grandes zonas.
Chen Mechan (Bad Dog) es otra banda viciosa y violenta que opera en el distrito de Bel Air, uno de los más conflictivos de la capital. Se dedica principalmente al secuestro, la extorsión y los ataques armados. Fueron los incidentes más violentos del año pasado, incluidos incendios domésticos.
Hospital General es nuevamente atacado
El martes pasado, la coalición de pandillas Vive Ansanom (Vivir Juntos) atacó el Hospital General de Puerto Príncipe, cuando estaba a punto de reabrir, matando a dos periodistas y a un policía.
Johnson “Izo” Andre, considerado el líder pandillero más poderoso de Haití y parte de la mencionada alianza criminal, publicó posteriormente un video atribuyéndose la autoría del ataque, argumentando que no habían permitido que el gobierno reabriera el hospital. Ese es el reino que obtuvieron.
“Algunos cofres fueron alcanzados. A algunos periodistas les destruyeron parte de la cara, a otros les dispararon en la cara o en la cabeza”, dijo el fotógrafo Jean Fregens Regala, citado por la agencia AP.
Aunque se trataba de un acto oficial, el ministro de Salud no estuvo presente y la policía respondió al desesperado llamado sólo dos horas después, utilizando una escalera para entrar al hospital a través de un muro, mientras las pandillas controlaban la mayor parte de las calles.
“Cuando contactamos con una unidad policial, la policía nos dijo que no estaban al tanto de la reapertura del hospital”, añadió Regala, quien, a pesar de las súplicas de su familia, afirmó que otros dos periodistas también fueron asesinados en 2023. Por parte de la pandilla, no dejará el periodismo, porque “el trabajo tiene que continuar para que el público esté informado”.
El imperio de las pandillas ya no mira al mundo
El sociólogo venezolano y columnista de Actualidad RT, Ociel Alí López, señaló en un análisis publicado el pasado 9 de octubre que el lunes asumió el séptimo presidente, Leslie Voltaire, pocos días después de la masacre de 70 personas. Hace tres días en la sección Artibonito.
Tras comentar que “la Misión Multinacional de Asistencia a la Seguridad (MMAS), que cuenta con el apoyo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, hasta ahora sólo se ha centrado en Kenia, que ha aportado unos 400 soldados para combatir el caos violento”, afirmó: “Pero La verdad es que el mundo se ha olvidado de Haití”.
Posteriormente, lamentó que “Haití no se ha convertido en una preocupación internacional o al menos en una noticia recurrente en los medios internacionales por parte de organismos multilaterales. No hay ninguna campaña para crear conciencia sobre lo que está sucediendo. Sólo burlas y noticias falsas sobre los haitianos y sus prácticas religiosas se muestran en la red. Varias ONG han admitido que la ayuda internacional para el grave problema existente es ridícula.