El cambio climático y la calidad del aire “van de la mano y deben combatirse juntos para romper este círculo vicioso”, dijo un funcionario de la ONU.
Texto: RFI/Venezuela En Directo
Las olas de calor, que se han hecho más intensas y frecuentes por el cambio climático, crean una “poción diabólica” de contaminantes que amenazan a los seres humanos y a todos los seres vivos, advirtió el miércoles Naciones Unidas.
Las capas de humo provocadas por los incendios que azotan Atenas y Nueva York son la parte más visible de la contaminación atmosférica provocada por la ola de calor, pero en realidad revelan una serie de procesos químicos mucho más peligrosos para la salud.
“Las olas de calor empeoran la calidad del aire, con repercusiones para la salud humana, los ecosistemas, la agricultura y nuestra vida diaria”, dijo el secretario de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petteri Talas, en una presentación en el Boletín sobre Calidad del Aire y Clima.
Un estudio reciente del Instituto de Política Energética de la Universidad de Chicago (EPIC) estableció que la contaminación por partículas finas -emitidas por los vehículos de motor, la industria y los incendios- representa la “mayor amenaza externa para la salud pública” en todo el mundo.
El cambio climático y la calidad del aire “van de la mano y deben combatirse juntos para romper este círculo vicioso”, afirmó el funcionario de la OMM, y agregó que aunque el informe trata datos de 2022, “lo que vemos en 2023 es aún más extremo”.
El cambio climático aumenta la frecuencia e intensidad de las olas de calor y esta tendencia continuará en el futuro.
El Observatorio Europeo Copérnico anunció el miércoles que los tres meses de verano boreal (junio-julio-agosto) tuvieron la temperatura media global más alta jamás registrada.
Existe un creciente consenso científico de que las olas de calor aumentarán el riesgo y la gravedad de los incendios forestales, subrayó la OMM.
“Las olas de calor y los incendios forestales están estrechamente relacionados. El humo de los incendios forestales contiene una diabólica variedad de sustancias químicas que no solo afectan la calidad del aire y la salud, sino que también dañan las plantas, los ecosistemas y los cultivos, y provocan más emisiones de carbono y gases de efecto invernadero. efecto invernadero en la atmósfera”, afirmó Lorenzo Labrador, autor del Boletín de la OMM.
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Aunque el cambio climático y los contaminantes del aire (como el ozono, los compuestos orgánicos volátiles o los aerosoles) siguen fases diferentes, ambos están relacionados.
“La calidad del aire y el clima están interconectados porque los compuestos químicos que los afectan están relacionados, porque las sustancias responsables del cambio climático y la degradación de la calidad del aire a menudo se emiten desde la misma fuente, y porque los cambios en uno conducen inevitablemente a cambios en el otro.” Enfatizó la OMM.
La agencia explica que, en 2022, la larga ola de calor que sacudió Europa provocó un aumento de las concentraciones de partículas en suspensión y de ozono troposférico (justo encima de la superficie de la Tierra).
Y las concentraciones superan los niveles recomendados por la OMS en la mayor parte del continente europeo.
En la segunda quincena de agosto de 2022 se produjeron importantes cantidades de polvo del desierto en el Mediterráneo y Europa.
“La coincidencia de temperaturas elevadas y altos niveles de aerosoles y partículas afecta la salud y el bienestar humanos”, señaló la OMM, una agencia afiliada a la ONU.
Las concentraciones de ozono también reducen el número y la calidad de los rendimientos de los cultivos de subsistencia.
“A nivel mundial, las pérdidas de cultivos debidas al ozono promedian entre el 4,4% y el 12,4% de los cultivos básicos de subsistencia, mientras que las pérdidas de trigo y soja pueden llegar al 15-30% en la agricultura en las principales regiones de India y China”, dice el boletín.
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