La Junta Nacional de Transporte resolvió un paro nacional de 24 horas para el 30 de octubre, en medio de los esfuerzos del gobierno de Javier Milli por privatizar Aerolíneas Argentinas y la paridad inconclusa de pilotos.
Estas medidas incluyen el cese de actividades sin consolidación. Originalmente, el paro estaba anunciado para el 17 de octubre, coincidiendo con el Día de la Lealtad Peronista, pero finalmente fue postergado hasta fin de mes ante la posibilidad de un acto peronista ese día.
Según trascendió, uno de los principales sindicatos del transporte del país, la Unión Tranvarios Automotor (UTA), liderada por Roberto Fernández, no estuvo en la reunión y dijo que no participaría en la acción forzada.
La ausencia de la UTA – que está negociando un aumento salarial dentro de un período de negociación obligatorio establecido por el Ministerio de Trabajo hasta el 29 de octubre – fue impulsada por el sector de diálogo de la CGT, cuyos líderes comenzaron a mediar con funcionarios libertarios para ayudar a cerrar la UTA. Abstenerse de adherirse a convenios colectivos y por ende a huelgas nacionales de transporte.
La Mesa Nacional de Transporte fue lanzada a finales de septiembre para “proteger derechos laborales que garanticen la no precariedad de las operaciones” y “rechazar cualquier regulación del derecho de huelga”. Reunió a los dirigentes de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) y de la Unión General de Trabajadores del Transporte (UGATT), que estaban enfrentados.
La medida de fuerza será a nivel nacional y afectará en gran medida al transporte público y a los servicios de carga. Los transportes que inutilizarán sus funciones son: camiones, trenes, aviones y barcos.
De momento, la mayoría de líneas de autobuses mantendrán sus servicios en esta fecha.